Laurent Cantet asegura que no fue difícil dirigir al grupo de adolescentes protagonistas del film, ya que trabajaron durante mucho tiempo en un taller de improvisación en el colegio. “Empezamos en octubre y en julio del año siguiente comenzamos a filmar. O sea que durante todo ese año escolar trabajamos en estos talleres de improvisación”, recuerda el director. “Aprendimos a conocernos –continúa–, a confiar unos en otros. Escuché sus experiencias personales, pero tengo la impresión de que no los formé en la actuación, sino que ya eran naturalmente actores antes de que empezaran a trabajar conmigo. Simplemente, necesitaban ese espacio para poder existir. Nos divertimos mucho.” Cantet cuenta que para las escenas de tensión “no creamos una tensión previa para rodar esas escenas. Toda la película fue de un placer compartido. Tanto los alumnos como los profesores se sintieron implicados desde el principio. Sentían que tomábamos en cuenta todo lo que tenían para decir”.
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